
Para escribir o hablar sobre un evento deportivo que tiene 110 años de existencia y que ha cumplido 100 ediciones se necesitarían cientos de libros, miles de hojas, millones de palabras. Esto y mucho más es lo que se requiere para referirse al Tour de Francia, competencia ciclística considerada la madre de todas las carreras, referencia histórica de este deporte y todo lo que lo rodea, cuna de gigantes de la ruta, origen de grandes y pequeñas historias a lo largo de más de un siglo y 99 ediciones, interrumpidas solo por las tragedias de 2 Guerras Mundiales.
El Tour ha conseguido en sus 99 ediciones realizadas hasta hoy, convertirse no solo en el Tour de Francia sino en el Tour del Mundo, gracias a su expansión no solo geográfica sino mediática y a la mundialización deportiva que le ha llevado a tener entre sus participantes, ciclistas de los 5 continentes, lo que conlleva una lógica atención mundial cada año más prominente.
Su nacimiento y por lo tanto el comienzo de su historia, se remonta a la rivalidad existente entre dos periódicos deportivos que ya circulaban en Francia a finales de los 800 y comienzos de los novecientos: Le Vélo y L’Auto-Vélo, fundamentados para esa época, sobre el auge y el futuro tanto del automóvil como de la bicicleta, rivalidad que obligó al propietario del segundo –Henri Desgrange- a cambiar el nombre de su periódico y dejar solamente L’ Auto. Desgrange, un periodista emprendedor de la época y su amigo Geo Lefevre, se propusieron entonces crear un evento con el cual pudiesen captar la atención de muchos más de los lectores que ya tenían.
Fue así como el 20 de noviembre de 1902, aparece en L’Auto, la noticia bomba con el proyecto que cambiaría el rumbo y la historia de la bicicleta y de las competencias que hasta entonces ya se realizaban: El TOUR DE FRANCIA, una carrera por etapas y con algunos días de descanso. La idea era recorrer el hexágono geográfico que es Francia para aceptar la atención de todo el país.
Tal vez en ese momento, ni Desgrange ni su colaborador Lefevre alcanzaron a imaginar que habían dado vida a una prueba monumental que sería aceptada por millones y millones de personas no solo en su país sino en el planeta entero.
Inmediatamente lanzada la genial idea, los precursores pusieron manos a la obra en el diseño del recorrido y la organización, para darle vida real un caluroso día 1 de julio de 1903, a las 3:15 de la tarde cuando se bajó la bandera a un grupo de 60 “routiers”, que emprendían la primera “Gran Aventura” del hombre moderno en bicicleta. El lugar de partida aún hoy se conserva y fue totalmente recreado en 1903, cuando se celebraron los 100 años de vida del Tour: Frente al Café-Bar LE REVEIL MATIN, ubicado en las afueras de París.
Como todo este tipo de proyectos, inicialmente no parecía realizable y menos aún, se creía que algún ciclista pudiese terminar la prueba que se correría del 1 de julio hasta el 19, con seis etapas y varios días de descanso entre ellas, así: Primera etapa, miércoles 1 de julio, Paris-Lyon, 467 kmts; Segunda etapa, domingo 5 de julio, Lyon–Marsella, 374 kmts; Tercera etapa, miércoles 8 de julio, Marsella-Toulouse, 423 kmts; Cuarta etapa, domingo 12 de julio, Toulouse –Bordeaux, 268 kmts; Quinta etapa, Boirdeaux-Nantes, 425 kmts; Sexta etapa, Nantes-París (Parque de los Príncipes), 471 Kmts.
Maurice Garín, el primer vencedor
La primera etapa fue ganada por un reconocido ciclista de origen italiano pero nacionalizado en Francia, Maurice Garín quien igualmente seria el campeón final de la carrera. Esta fue la clasificación de esa primera jornada:
1.- Maurice Garín, 17 horas, 45 minutos, 44 segundos (Promedio de 27,280 kmts), 2.- Pagie, a 24 segundos. 3.- L. Georget, a 35 minutos, 24 segundos, 4.- Augereau, a 1 hora, 3 minutos, 19 segundos.
L’ Auto, que venía de perder un proceso judicial doloroso, se repuso con creces al término del primer Tour de Francia con una victoria gloriosa. Su prueba, que pareció insensata en el comienzo, terminó siendo el centro de admiración y adoración por los que la corrieron, en todas las ciudades por donde pasó y llegó, a pesar de los 19 días de sol, barro, tierra, pinchazos, caídas, errores de recorrido y mil cosas más que permitieron solamente a 21 de los 60 que partieron, volver 19 días después a París recibidos como héroes después de una batalla.
No hubo acompañamiento de ninguna naturaleza para ellos durante la carrera porque así lo estipulaba el reglamento de la prueba, fue una batalla del hombre contra la naturaleza, y contra su propia humanidad. La soledad de la noche y del día fueron los mejores compañeros, la suerte era invocada a cada kilómetro. Nadie pudo imaginar siquiera, que la primera etapa se podía hacer en menos de 24 horas.
Fueron 19 días de apoteosis, al término de los cuales Garín –imponiéndose en la última etapa- se tituló campeón, dando un pedalazo gigantesco en la historia del Tour y del ciclismo, como 66 años más tarde lo daría Neil Armstrong posándose en la Luna. Garín, empleó para el recorrido un tiempo total de 94 horas, 33 minutos y 14 segundos para los 2.428 kilómetros a un promedio de 25,679 kmts por hora, dejando a su más cercano rival (Lucien Pothier) a 2 horas, 59 minutos, 29 segundos. El tercero fue Fernand Augereau a 4 horas, 29 minutos, 24 segundos. El último de los 21 que terminaron la proeza, fue Arsene Millocheau a 64 horas, 47 minutos, 22 segundos del vencedor.
Cuando el primer Tour de Francia terminó el 19 de Julio de 1903, su creador Henry Desgrange escribió en su columna de L’Auto, (después convertido en L’Equipe): “Hoy no es posible decir si el Tour ha descubierto a Francia o Francia ha descubierto el Tour. Mis colaboradores y yo habríamos querido que las horas de trabajo vividas en estos 19 días se prolongaran indefinidamente porque no hay nada parecido a lo que esta vez hemos vivido. Yo tuve muchos sueños deportivos en mi vida, pero nunca pensé que podría hacer realidad uno como este del Tour de Francia. Con el final del Tour, creo que hemos asistido al nacimiento de la nobleza del musculo”.
Y…eso no es todo, porque el Tour siguió desde entonces el derrotero trazado por sus geniales inventores. Después de 110 años y 100 ediciones, el Tour de Francia ha soportado dos guerras mundiales y todas las crisis políticas, sociales, económicas, etc, no solo de Francia y Europa sino del mundo. Hoy, después de 100 ediciones el Tour se alza como la tercera manifestación deportiva de carácter mundial después de los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol, pero desde cierto punto de vista es la primera por su celebración anual y su carácter itinerante, lo que le hace tener para el ciclismo y para el Tour el más grande estadio del mundo: Francia.
El Tour, bajo la dirección inicial de Desgrange, luego de Godet, Levitan, Nacquet, Louy, Carenso, Leblanc, Killy, Leclerec y actualmente Prudhomme en condición de “Patrones del Tour”, ha sido testigo y beneficiario del progreso de la humanidad y rápidamente se ha adaptado a todos los cambios para no perder la línea del progreso y la modernidad. Desde sus inicios hasta hoy, el Tour es la carrera faro del ciclismo mundial y todo lo que haga o deje de hacer, todo lo que sucede o deja de suceder en la carrera, repercute directamente sobre un movimiento que como el ciclístico, ha resistido por más de cien años la llegada del carro, la moto, el avión, para seguir siendo la bicicleta, el más bello juguete del mundo, el objeto del deseo infantil y juvenil, el vehículo ideal de transporte, el medio perfecto para hacer salud y ante todo, como deporte, el más exigente y rudo del mundo cuya máxima expresión es EL TOUR DE FRANCIA…
Galería Fotográfica:
{gallery}/Fotos_13/Galerias13/TDF/Tdf1903{/gallery}
You must be logged in to post a comment Login