
Andrey Amador (1986) demostró en la reciente Tirreno-Adriático su constante progresión. El costarricense del Movistar Team acabó octavo y finalizó con un inesperado y excelente tercer puesto en la contrarreloj. Ahora afronta con moral y confianza la Milán-San Remo el domingo y mira con ambición a las clásicas belgas y especialmente al Tour de Flandes, su sueño.
Amador cumple su quinta temporada a las órdenes de Eusebio Unzué y se trata de un ciclista ya consolidado que aún no conoce su límite. El año pasado se destapó con su victoria en la etapa del Giro de Italia en Cervinia, la primera de su palmarés profesional. El tico es uno de los jóvenes valores representados por Giuseppe Acquadro que promete grandes éxitos presentes y futuros.
¿Con qué ambición afronta la Milán-San Remo?
Es una gran carrera y nosotros tenemos un equipo muy combativo. Varios corredores tenemos que estar delante en la parte final, al menos intentarlo. Yo personalmente llego con una buena motivación después del paso adelante que he dado en Tirreno. Es la última de la gira italiana, después de Strade Bianche, Tirreno-Adriático y GP Nobili el jueves. Hemos tenido días de descanso activo, el viernes hemos salido a dar un paseo de dos horas y el sábado será más de lo mismo. Venimos de una buena paliza.
¿Cuál es la clave de una carrera tan larga?
El tiempo parece que va a ser muy malo y la colocación es muy importante. Suele ser una locura de carrera. Espero que haya suerte… y recuperar las piernas cara a San Remo y las clásicas de Bélgica que vienen que pienso que se adaptan mejor a mis características. Son 6-7 horas sobre la bici con mal tiempo y eso la hará aún más dura y complicada. Todo eso pasa factura. Por eso hay que cuidar la alimentación y prepararse mentalmente.
¿Se ven el grupo delantero en el Poggio?
Yo pienso que es un poco precipitado; prefiero ir día a día y aprovechar el buen momento. Además, arrastro un pequeño resfriado de Tirreno. De todas formas, no creo que deba tener problema para estar en el primer grupo, varios compañeros y yo. Una ventaja es que no somos favoritos y estaremos menos vigilados y con menos presión. Ojalá podamos estar delante tanto Ventoso, Rojas, que están muy bien, o yo.
Octavo en la General y tercero en la crono final de la Tirreno-Adriático, ¿cuál es su balance?
La verdad es que terminé bastante bien, fui de menos a más. Asimilaba muy bien el paso de las etapas y me encontraba mejor cada día que pasaba. Tenía buenas sensaciones y así llegué a la crono. Te mentiría si te digo que no me sorprendió el tercer puesto. Jamás me lo imaginé. Sí esperaba hacer una buena crono, top 10 o top 15.
Lástima el tiempo que perdió en Prati di Tivo.
La etapa de Prati di Tivo fue una decepción. Enseguida me di cuenta con los famosos watios que las piernas no me respondían como esperaba. Decidí poner mi ritmo y no reventar. Fue una pena porque podría haber pasado del octavo puesto a luchar por el quinto. Llegaba de Costa Rica, con buen tiempo, y quizá acusé el mal tiempo y el cambio horario. Cada día sabíamos lo que nos esperaba; todos los días lluvia y algunos nos mojamos de salida hasta meta. Y hubo más que lluvia, nos cayó alguna tormenta
¿Cuál es su opinión de la sexta etapa de Porto Sant’Empidio?
Fue un día épico. Los que estuvimos allí lo recordaremos toda la vida. Pero algunos repechos fueron demasiado. Se puede ofrecer espectáculo con menos dureza. Fue además una etapa larguísima, con mal tiempo. Fue una salvajada, incluso peligrosa.
¿Cuáles serán sus próximas carreras?
Las clásicas de Bélgica. El Tour de Flandes es la que más me gusta, de siempre, y más desde la que he corrido. Es una carrera bellísima, por cómo se vive, la gente, su dureza… Ya el año pasado me dejó el gusanillo. La preparación va enfocada a esa carrera y me gustaría afrontarla a tope. Tengo la ilusión de demostrar todo lo que tengo, como en todas las carreras, pero en Flandes aún más. Es la carrera que más marcada tengo.
Vaya objetivo más ambicioso.
Soñar es gratis, siempre me lo decía mi papá. Vivimos de ilusiones y nada es imposible. La preparación es buena y todos somos iguales en la salida. ¿Qué es lo peor que me puede pasar? Que no me salga bien.
¿Sabe que Grandes Vueltas disputará?
Está la incertidumbre del Giro, aunque en principio lo haré.
Un año atrás por fin alzó los brazos, fue precisamente en el Giro. ¿Qué recuerdo aguarda de aquella jornada en Cervinia?
Iba con ese objetivo claro de ganar una etapa. El día que hice tercero incluso tuve mejores sensaciones. Me quedó ese sinsabor. Me faltaba confianza y ese empujón que da una victoria. Al final llegó. Se hizo la escapada y enseguida sabíamos que llegaba. Fue una locura. Ese día quedará en mi recuerdo para siempre por ser mi primera victoria profesional. Marcó un punto y aparte y me impulsó a seguir haciendo las cosas bien.
¿Cómo se define como corredor? ¿Quizá mira más a las clásicas o las victorias de etapa?
Las vueltas tampoco se me dan mal porque recupero bien. No soy un escalador, no soy un contrarrelojista, tampoco un rodador… Pero puedo hacer las tres cosas bien. Pienso que sobre todo soy un corredor completo y combativo. Eso es lo que mejor me define. Y soy rápido, lo que puede marcar la diferencia entre una victoria o ser segundo o tercero si llego en un grupo pequeño. Pienso que aún puedo mejorar y lo voy a demostrar. Tengo por delante meses bonitos y los afronto con confianza, ilusión y ganar que es lo más importante.
Con información de Comunicación Giuseppe Acquadro
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