
Martín Alonso Ramírez, nacido el 8 de noviembre de 1960 en Bogotá, es uno de esos talentosos pedalistas que ha dado Colombia en su rica historia ciclística. Pero la de “El Negro” como popularmente se le conoce, es una historia única e inigualable de repetir, ya que por estos días se encuentra de plácemes al celebrarse 30 años de aquella llamada victoria ‘imposible’ en el Dauphiné Liberé del año 1984.
www.revistamundociclistico.com no quiso pasar por alto esta importante gesta ciclística nacional en el Viejo Continente y que ahora le traemos a todos nuestros lectores dividida en dos partes, tal y como aparece en el libro de la “Historia del Ciclismo Colombiano en el Mundo”, donde se resalta este espectacular triunfo y todos los que han conseguido nuestros escarabajos a lo largo de más de 7 décadas de victorias inolvidables.
Martín Ramírez, el primer conquistador: Gana el Dauphiné Liberé
Calificativos como “La Gran Aventura” y “La Conquista de Europa”, fueron asignados al nuevo capítulo que el ciclismo colombiano comenzó a vivir a partir de 1980 pero ninguno más acertado que “La Conquista”, para definir el triunfo que alcanzó Martín Ramírez en la segunda prueba más importante de Francia, por su cercanía con el Tour y la calidad de sus participantes.
La prueba se corre en el sur del país y lleva el nombre del periódico más importante de la región que es igualmente su organizador. La lista de participantes incluye los nombres más famosos del ciclismo mundial del momento que se alistan para el Tour de Francia que será en julio, un mes después de terminado el Dauphiné: Hinault, Lemond, Anderson, Rooks, Madiot, Simon, Millar, Winnen, entre otros.
También están los colombianos del Teka, José Patrocinio Jiménez y Edgar ‘Condorito’ Corredor. ELLOS (vamos a llamar así a los 6 héroes de esta conquista), emprendieron esta aventura en forma imprevista y apresurada. Hacían parte del equipo Lecha La Gran Vía que se había convertido en el “Coco” de las restantes escuadras de marca, incluidos los Varta que se habían ido ya para Europa a preparar el Tour de Francia que les aguardaba.
Recién terminaban su participación en la Vuelta a Colombia donde habían demostrado una excelente condición. Los equipos para participar en esta prueba estaban compuestos por 9 corredores, Colombia fue con el mínimo requerido (seis). Viajaron con la ilusión de conocer el mundo, de codearse con las estrellas de su deporte en el terreno de ellos. Todo les era desconocido. Se fueron primero Pablo Wilches y Martín Ramírez, luego Alirio Chizabas, Armando Aristizábal, Francisco ‘Pacho’ Rodríguez, Reynel Montoya y el director técnico, Marcos Rabelo. El delegado era su propio patrocinador, Luis Enrique Pinzón (Ya fallecido) propietario de Leche La Gran Vía.
Llegaron sin uniformes ni bicicletas con la promesa de que allí les tenían todo preparado, lo que no era del todo cierto. Recibieron bicicletas armadas a último momento y sin las medidas respectivas en algunos casos, y uniformes comprados en un almacén de ropa deportiva, que en nada los identificaba con el país que representaban.
Pero nada importaba. ELLOS comenzaron a correr un lunes 28 de mayo y dos días después se presenta en la segunda etapa -plana y con columpios-, la fuga del francés Guy Gallopin, quien llega con 15 minutos de ventaja sobre el lote principal donde ya se nota la ausencia del tolimense Alirio Chizabas, primera baja en las huestes colombianas a causa de la mala posición en una bicicleta que nunca se acomodó a sus medidas debido a su corta estatura, lo que le produjo una terrible tendinitis de rodilla.
Borrasca colombiana
En el cuarto día de carrera, ELLOS se ponen en el escenario de los grandes actores en el primer lance montañoso que concluye después de 221 kilómetros en Saint Julien Genevois, con el Monte de La Saléve a pocos kilómetros de la llegada, lo que permite a Pacho Rodríguez saltar del grupo de los astros y adjudicarse su primera etapa, en genial acción que repitió al día siguiente hacia Chambery con su compañero Pablo Wilches, pero lamentablemente a tres kilómetros de la llegada son desviados y pierden la etapa pero no la camiseta de líder a la que llega Pacho en forma inesperada y brillante, quedando a la cabeza de la general con 55 segundos sobre Roche, 1:14 al ex líder Gallopin, Martín Ramírez, a 1:15, Wilches a 1:20, Laurent a 2:01 y Hinault queda a 2:12 en el séptimo lugar.
Titular premonitorio del periódico organizador al arrancar la etapa reina: “Hinault y los colombianos por el título”. Y no se equivocaron porque la jornada entre Chambery y Fontanil, de 154 kilómetros, plagados de montañas sirvió para una batalla épica e inolvidable entre los astros ya consagrados y los que estaban por consagrarse (ELLOS). Hinault se lanza desesperadamente al ataque, conoce perfectamente la carrera.
Ya la ha ganado anteriormente y quiere repetir para situarse de una vez como gran favorito al título del Tour. Ataca una y otra vez, domina los 4 primeros puertos montañosos sin lograr alejarse del lote principal -donde permanecían Pacho, Wilches, Ramírez-, pero no contaba con que en la última subida (Col de la Charmete), vendría la réplica colombiana con Pacho Rodríguez lanzado sin contemplaciones para llegar con brazos en alto y situándose ahora en la general, con 3:52 sobre Hinault, 4:12 sobre Martín, 6:04 a Wilches, y 8:22 a Lemond y a Simon, lo que hacía preguntarse a la prensa allí presente. ¿Cómo podría perder la carrera el hombre de Colombia?… Ese día se produjo la segunda baja colombiana: Armando Aristizábal, por problemas de salud.
Y de esta forma, la Colombia de esa época se pasó a vivir nuevamente a Francia, convirtiéndose en una inmensa oreja pegada del radio, para escuchar en acción a ELLOS, dispuestos a partir una vez más la historia del ciclismo nacional en el mundo, como cuando Alfonso Flórez ganaba el Tour del Avenir, cuatro años atrás…
*****Siga leyendo acá la Segunda PARTE de esta bella Historia del Ciclismo de Colombia*****

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