
Solo tiene 23 años, cumplidos en febrero, y Nairo Quintana brilla en las cumbres y en la élite mundial. El ciclista colombiano del Movistar Team volvió este miércoles a certificar sus innatas condiciones para la escalada y batió a su compañero de equipo Alejandro Valverde, Joaquim Rodríguez y Bradley Wiggins en la cima de Vallter 2000, final de la tercera etapa de la Vuelta a Cataluña.
Una victoria World Tour que sigue a la que consiguió el año pasado en el Critérium Dauphiné. No será la última. Su juventud, su ambición y sus ganas de aprender son inmensas y su historia no ha hecho más que empezar. Una joya que representa Giuseppe Acquadro, al igual que Sergio Luis Henao, Rigoberto Urán o Carlos Betancur.
Desde su triunfo en el Tour del Porvenir en 2010, Quintana no ha hecho sino crecer y aún tiene un gran margen de progresión. Nadie sabe dónde está su límite pero sí que llegará lejos. Muy lejos. Su condición para las Grandes Vueltas se presume excepcional, aunque se trata de algo más que un escalador. Es un colombiano versátil que se desenvuelve muy bien en las clásicas. El año pasado, en su primer año en la élite con el Movistar Team, fue una de las sensaciones de la temporada con seis victorias que demuestran su versatilidad y sus especiales dotes para la escalada, una etapa y la general de la Vuelta a Murcia, una etapa del Dauphiné, que le destapó a nivel internacional, una etapa y la Ruta del Sur y el Giro dell’Emilia.
Es humilde y a la vez no se arruga ante nadie. Lo demostró ayer ante Wiggins, fue el primero en seguir la rueda del ganador del Tour de Francia 2012 y esperó su momento para atacar y alzar los brazos en meta. “Esperábamos un ritmo más fuerte del Sky, pero no han podido y nosotros también hemos demostrado ser un gran equipo”, destacó.
Valverde es su líder y su espejo. Su maestro. El murciano, líder ahora de la Volta, habla maravillas del colombiano. “Prefiero una victoria de Nairo a una mía porque creo que será una victoria muy importante para él. No va a ser sólo un corredor de ganar etapas, sino que creo que será capaz de ganar grandes vueltas”, anunció ayer. Tristemente, el español le ha dicho adiós este jueves a la carrera después de una aparatosa caída, por fortuna sin consecuencias.
Nairo y Alejandro van cuajando una sociedad exitosa: “Hacemos un gran dúo. No sólo en las carreras, sino fuera de ellas, porque también compartimos habitación. Espero que en el próximo Tour podamos hacer una pareja tan buena como la de Froome y Wiggins”.
Quintana se quitaba así la espina de la París-Niza en donde una caída le impidió luchar por un puesto en el podio. “Estoy muy satisfecho. Esperaba esta victoria desde que comencé en Andalucía y sobre todo en París-Niza, donde una caída me impidió conseguir algo más y me dejó un mal sabor. Es un triunfo que me llena de alegría y me da mucha tranquilidad y confianza», aseguró.
“El triunfo va para mi familia y todo el equipo: no sólo mis compañeros, sino también directores y auxiliares que hacen todo esto posible”, concluyó.
La Vuelta al País Vasco o las Clásicas de las Ardenas serán su próxima competición. Después regresará a Colombia a prepararse en altura para afrontar Dauphiné y el Tour de Francia. Será su debut en la ‘Grande Boucle’, una carrera que se perfila como su destino de éxito en los próximos años. Quién sabe hasta dónde será capaz de llegar. Los más optimistas le sitúan en lo más alto del Tour, al menos, en la lucha por ello; la realidad y el día a día así lo certifica.
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