La pistera bogotana Milena Salcedo da fe de la frase “la procesión va por dentro”. Hoy lo cuenta como una anécdota, pero hace ya dos largos años, la reciente ganadora de la medalla de oro del scratch en la segunda parada de la Copa Mundo de Londres de pista (5 al 7 de diciembre) vivió un episodio que la tuvo al borde de la muerte por cuenta de un problema congénito en el corazón.

Literalmente, prueba superada, gracias a una atención oportuna de los médicos, a una inaplazable operación, a una rigurosa etapa postoperatoria, a ser deportista de alto rendimiento, a su amor por la vida y por el mismo ciclismo. Una perfecta combinación de situaciones y elementos para dejar atrás esos momentos de angustia cuando estaba en su casa y que relató en detalle para www.revistamundociclístico.com:

¿Qué ocurrió hace dos años?

Tuve un infarto cerebral en marzo de 2012. Fue bastante grave, me marcó mi vida, me hizo una persona más fuerte. Al haberlo superado, me hizo madurar no solo a mí, sino a mi familia. Cuatro meses muy duros. Una operación fuerte para poder llegar a un nivel óptimo a los Juegos Nacionales de mano de mi entrenador Antonio Ramírez, quien me acompañó para que todas las cosas salieran bien.

¿Qué es un infarto cerebral?

Es como un trombo que se sube a la cabeza y genera un infarto en el cerebro, en sí, es que no pasa sangre y se alcanzan a quemar algunos nervios. Se ve afectado aquello que no le alcance a llegar sangre, se sufre colisión.

¿Por qué sucede eso?

Me hicieron exámenes rigurosos para darse cuenta que era una malformación genética en el corazón, que no se había formado bien, tenía flujos de sangre y eso me estaba causando los trombos.

¿No estaban en los niveles indicados?

Estaban por encima. Me decían que de pronto se me habían pasado muchos trombos hacia el lado de los pulmones, pero para que haya un colapso respiratorio tienen que ser muchos trombos, en cambio, para la cabeza, con un solo trombo que se suba, ahí daña, pero afortunadamente, no fue más grave de lo que pudo haber sido.

¿Estuvo cerca de la muerte?

Sí. Me dijeron que afortunadamente estaba en reposo en esos días. No estaba con la sangre caliente, ni subida en esos días, con fuerza, porque de pronto hubiera podido hacer un aneurisma o un derrame cerebral, que estar más cerca de la muerte.

¿Cómo fue el momento en qué sucedió?

Estaba acostada en mi casa y me dio un dolor de cabeza muy fuerte. Me dieron ganas de vomitar, se me empezó a paralizar la mitad del cuerpo. Estaba sola y llamé a mis papás para irme inmediatamente para el hospital (San José).

¿Qué hiciste?

Aunque fue un momento bastante difícil, recuerdo perfectamente todo. Para mi fortuna, me encontré a la entrada del hospital con una neuróloga, quien se dio cuenta que los síntomas que traía eran de un infarto cerebral, ahí mismo me pasaron a resonancia y exámenes rigurosos. La atención inmediata me salvó de algo peor.

¿Esa fue la fase crítica?

El momento crítico es al principio porque me paralicé y no se sabía si me iba a recuperar. Lo bueno fue empezar a hacer terapias desde mi entrada al hospital, por eso, recuperé muy rápido el movimiento. Siempre me dijeron que se lo debía al deporte, porque un deportista lo asimila mucho más rápido que una persona normal, entonces, me recuperé tres veces más rápido que una persona normal.

¿Esos primeros días cómo son?

Duré 20 días hospitalizada, los primeros cinco sin poder caminar, en silla de ruedas, o me tenían que ayudarme porque no podía mover la pierna izquierda. Me mantuvieron anticoagulada, para poder deshacer el trombo y que otra vez, volviera a fluir la sangre, haciéndome terapias rigurosas. Luego de ese tiempo ya se vuelve a recuperar el habla, los movimientos y pude volver a caminar, haciendo las terapias por mis medios y luego con mi fisioterapeuta (Sonia Arévalo), encargada de mi recuperación.

¿Importante tanto la atención oportuna, la cirugía como la etapa posoperatoria?

Pienso que la recuperación es una de las más importantes. Es cierto, la operación me salvó, pero el post era lo más juicioso tenía que hacer porque me permitió recuperarme del todo. Con Sonia nos encargamos de hacer un plan riguroso de terapias, dos veces al día, de casi tres o cuatro horas. Todo el tiempo pendiente con ella para recuperarme lo más pronto posible.

¿Que empezó a hacer?

Lo cuento como anécdota. Al mes y medio, no esperé que me dijeran ya puede, empecé a montar sin que el médico me hubiera dado de alta, porque me di cuenta que ya podía y tenía muchas ganas de volver a la bici, entonces, salía a escondidas a hacer las rutas, a entrenar para recuperar la forma, como venía antes de la enfermedad.

¿Corregida la malformación genética?

Sí. La cirugía que me hicieron fue con ese fin, que no me volviera a pasar. Me decían que no me operara, pero se corría el riesgo que volviera a pasar, por eso, con mi familia decidimos que lo mejor era operar.

¿Una etapa postoperatoria que se mantiene?

Correcto. Cada dos meses debo hacerme un control a ver como estoy.

¿Qué arrojó el más reciente?

El último examen salió perfecto, el corazón y la cabeza están funcionando perfectamente, los nervios se recuperaron. El único nervio (óptico) que no se recuperó fue el del ojo, que alcanzó a haber como un quemón. Hay una parte del ojo donde no veo, pero prácticamente lo que me había pasado, está al cien por ciento.

¿Puede llevar una vida normal?

Mi vida es completamente normal, entreno común y corriente, creo que lo hago más duro de lo que lo hacía antes, porque ya sé lo que aguanta mi cuerpo, mi umbral de dolor ha subido muchísimo después de esta enfermedad. Eso también me ha ayudado a madurar mucho como persona y como deportista.

¿Cómo fue volver a la bicicleta?

Creo que la bicicleta fue la que me ayudó a recuperarme mucho más rápido, además, como la memoria no se pierde, entonces, el cerebro empezó a coger las cosas mucho más rápido, muy bien.

¿Afectó la visibilidad, pero se mantuvo en secreto?

Sí, porque si se enteraban los médicos de las otras ligas podían apelar para que no me dejaran correr, podrían decir que era un riesgo para las corredoras, entonces, se decidió con los médicos del IDRD no tocar ese tema, porque en la bici es muy importante tener una visión ciento por ciento.

¿Cómo ha evolucionado ese aspecto?

Me dieron un año para ver si se recuperaba, pero solo una partecita, totalmente, no, entonces, ya lo di por muerto. Al principio me afectaba, pero ya se manejarlo.

¿Una muestra más de lo duro que es el ciclismo?

Sí, pero el ciclismo es muy hermoso, cualquier sacrificio vale la pena.