
El corredor Nairo Quintana es sin lugar a dudas el colombiano más famoso del mundo en estos momentos, el boyacense ha sido la gran revelación del reciente Tour de Francia, segundo, ganador de la montaña, mejor joven y vencedor de una etapa… Todo con tan solo 23 añitos y en su debut en la carrera francesa. Su talento y potencial eran innegables pero los ha explotado más rápido de lo que nadie pensaba.
Llegó a Córcega como escudero de Alejandro Valverde; sin embargo, las circunstancias de carrera le llevaron a ser el líder del Movistar Team. Lo que lograron Lucho Herrera y Fabio Parra en varios años, lo hizo él en una sola edición.
Un rol que asumió con naturalidad y que reflejó en la carretera con sus virtudes en la escalada. El colombiano atacó de lejos en Ax 3 Domaines y Mont Ventoux y en ambas fue superado por Chris Froome, el dominador del Tour del centenario. El británico no lo volvió a superar más en la montaña. Quintana dominó en los Alpes, asaltó el podio en Alpe d’Huez y se lanzó por él en Annecy, tanto que llegó solo a la meta y alzó los brazos, por toda Colombia, en el día de la Independencia de este hermoso país.
Su historia comenzó en La Concepción, municipio del departamento de Cómbita, aunque nació en Tunja, hace ya 23 años, en el seno de una familia humilde y trabajadora del campo. Pronto tuvo que contribuir a la economía familiar aunque tenía tiempo para ir a la escuela en bicicleta, siempre a 2.800 metros donde se refugió y entrenó desde que terminó La Lieja. Más de dos meses sin competir y con un volumen de entrenamiento inmejorable en altura, su medio natural.
En Europa, reside en Pamplona. Llegó al profesionalismo de la mano de Vicente Belda en el Boyacá es para Vivirla y en 2009 corrió en España. Enseguida dejó muestra de su calidad; no solo se trataba de un escalador sino que baja excelente e incluso se maneja bien en las cronos –fue campeón nacional Sub-23-. Su primer salto llegó en 2010 con su victoria en el Tour del Avenir, por delante de corredores como Talansky, Slagter, Land, Bardet o Kelderman, de la mano del Colombia es Pasión-Café de Colombia con el que siguió su evolución en 2011. El año pasado llegó a la élite de la mano del Movistar Team, Eusebio Unzué la abrió las puertas del World Tour pues todo lo que escuchaba sobre el colombiano era mágico. Se lo creyó cuando le hicieron las primeras pruebas de esfuerzo…
Había madera de gran ciclista. Una joya. Un ciclista precoz, que no bisoño, maduro, inteligente y de carácter en carrera. Observador, su reto es siempre mejorar. Y él lo certificó en la carrera, se destapó al mundo en el Dauphiné con su triunfo en Morzine por delante de Wiggins o Evans, venció en la Ruta del Sur –antes lo hizo en la Vuelta a Murcia y demostró su versatilidad en el Giro de Emilia y con su debut en una Grande en la Vuelta en la que ya dejó detalles de lo que podía ser capaz.
Su evolución siguió este año, brilló en la París-Niza y ganó en la Volta a Catalunya, solo la mala suerte le impidió disputar el triunfo final, y se hizo más grande con su extraordinario triunfo en la Vuelta al País Vasco, por delante de los Sky Porte y Henao. Y en el Tour más especial, el del centenario, ha superado con creces todas las expectativas. El futuro es suyo y no se alcanza a ver su techo. Ni él mismo lo sabe. Sí ha descubierto en el Tour que llegará muy lejos, al menos tan alto como a los casi 3.000 metros en los que vive, entrena y respira en Cómbita.
“Ahora sí es un sueño hecho realidad. Ya podemos decir que es real. Estoy soñando despierto. No me lo imaginé que fuera tan rápido, pero hoy es una realidad y hay que disfrutarlo. Hasta que no lo empecé a conseguir no me creía capaz de hacerlo.
Siento felicidad, es increíble. Es lo más importante que me ha pasado en mi vida. Me recuerda a cuando narraban a Lucho y a Parra”. Quintana se queda con dos momentos del Tour: «El día que probé en el Mont Ventoux, que arranqué desde bastante lejos y únicamente me ha llegado Froome, he dicho ‘soy capaz de hacer buenas cosas aquí’. La etapa del día de Annecy porque era importante para mí pero más para mi país que estaba en su aniversario de la independencia y todos estábamos muy felices por Colombia».
“Todavía no me lo creo, no tengo palabras. He soñado mucho tiempo con esto, pero no pensé que lo lograría tan pronto. Tan solo tengo 23 años, el tiempo pasa rápido y hoy soy realmente feliz. Lo que he conseguido es el resultado de mucho trabajo y es gracias al don que me ha dado Dios. También es fruto del trabajo de todo un equipo. Hace menos de un año que pienso en poder participar en la batalla de la general en el Tour. Nunca imaginé hacer alto tan grande cuando era más joven.
Abordaba el día y día y no hace mucho tiempo que pienso en todo esto. Conseguir el maillot de la montaña era algo muy importante para toda Colombia. Todo esto me va a dar mucha confianza y mucho ánimo para seguir este camino.
Aprovecho para dedicar este maillot a otro corredor colombiano, Mauricio Soler, que se está recuperando actualmente de un accidente grave sufrido en la Vuelta a Suiza 2011”, decía el escarabajo una vez terminó la ronda gala. Muchas Gracias campeón…
Con información de Giuseppe Acquadro
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