
Varias de las figuras más importantes del ciclismo colombiano, de distintas generaciones, lideradas por el estelar y siempre anecdótico Martín Emilio Cochise Rodríguez Gutiérrez, animaron el miércoles, al final de la tarde, el conversatorio en el auditorio Alberto Nariño Cheyne, del Comité Olímpico Colombiano (COC), en Bogotá. Allí, el ciclista, ídolo de los años 60 y 70, recordó varias de sus más memorables actuaciones internacionales que le valieron ser designado el Deportista del Siglo 20.
Al inolvidable campeón lo acompañó Martín ‘El Negro’ Ramírez, uno de los protagonistas de dos gestas en los ochenta (Tour de L’Avenir y Dauphiné Liberé); su entrenador ocasional Oliverio Cárdenas, si ‘El Terrible; dos pedalistas vigentes, Iván Parra y Miguel Rubiano, y por uno de sus grandes rivales, el cundinamarqués Álvaro Pachón Morales, quien sí que se encargó de recalcarle que le propinó una de sus grandes derrotas al quedarse con la Vuelta a México, una de las máximas frustraciones de Cochise.
Ocurrió en 1967, primer año que Colombia enarboló el tricolor en lo más alto en una prueba que de acuerdo a Héctor Urrego Caballero, quien condujo el acto, «era el Tour de Francia de la época para los ciclistas colombianos, la carrera más importante en la que se podía participar», y que Cochise perdió una vez más tras haber llegado como favorito y Pachón era uno de sus gregarios y tras una etapa montañosa los papeles se invirtieron, «algo que al fin y al cabo me tocó terminar de aceptar», reconoció Cochise.
A su lado estuvo el presidente del COC, Baltazar Medina, quien recordó como en su juventud fue un fiel seguidor del pedalismo y «debía salir con bastante anticipación a las vías de Medellín», para tener buena visibilidad cuando pasara la caravana de la Vuelta a Colombia, con su ídolo y paisano Rodríguez, cuyas «conquistas enriquecieron esos años pioneros del ciclismo nacional y abrieron las puertas para el crecimiento que hoy registra este deporte. No podría decir que aquella época es mejor que la actual, pero sí que fue muy importante para alcanzar nuestro desarrollo», indicó el dirigente.
Medina, a nombre del Comité Ejecutivo del COC, señaló que estas conversaciones instituidas por la entidad, «son escenarios adecuados para recordar episodios de nuestra historia y para volver a reunir a sus protagonistas, como ocurrió hace algunos meses, con el atleta Víctor Mora García (la primera charla). Tener a Cochise Rodríguez en esta oportunidad (el miércoles) ha sido muy importante, porque él encarna la más gloriosa historia del ciclismo nacional de los años comprendidos entre 1960 y 1980».
Época en la que a los numerosos títulos nacionales, se sumó una buena cantidad en el exterior como «el Trofeo Baracchi que gané en 1973 con Felice Gimondi, ahí me di cuenta que podía ser buen contrarrelojero. Eran 110 kms, él hizo la primera parte y a mí me tocó estar adelante 60 kms en los que nunca perdí el ritmo. De vez en cuando miraba para atrás a ver si Gimondi estaba a mi lado y el hombre no tomaba la manija, pero seguía ahí pedaguito (a su lado)».
Fue la primera de sus tres temporadas en Europa con el equipo italiano Bianchi, que ese mismo año le permitió ganar una etapa del Giro de Italia (Florencia – Forte dei Marmi), «en una fuga con un grupito. Todos se quedaron faltando poco para el final, pero no me desanimé gracias a la poquita libertad que me dio el entrenador esa vez y aceleré. Sabía que podía hacerlo y no desfallecí, pero gané con lo mínimo, apenas que cruzo la raya es que veo a todos cayéndome encima. No me pudieron pescar».
Su pensamiento iba y venía, así como hablaba de sus participaciones en el Giro, se devolvía a evocar su maravillosa gesta de la marca de la hora de 47.566,24 kms, el 7 de octubre de 1970 en el Velódromo mexicano Agustín Melgar o su medalla de oro en los 4.000 metros persecución individual en el Mundial de Varese, Italia, en ambos casos como corredor aficionado, o la inocencia con la cual aceptó una invitación allí mismo en la que se lució el uniforme de Benotto, que lo llevó a ser declarado profesional.
Amargo momento «por culpa de un costeño envidioso (Edgar Senior)», pero «hoy más bien miro con emoción mis éxitos, sin rencores, ese episodio que fue uno de los más difíciles que viví, por eso me descalificaron como ciclista aficionado, lo que me impidió participar en mis terceros Juegos Olímpicos, en 1972 en Múnich, cuando seguro era el mejor del mundo en la persecución”. Los primeros fueron en Tokio 1964, «donde no hacía sino llover y llover, luego en México 1968 fui noveno en las dos pruebas que participé».
Sus cuatro colegas no ahorraron elogios para Cochise, por ser uno de los que abrió el camino, al tiempo que el antioqueño se encargó de elogiar su carrera y la de las dos grandes estrellas actuales, su paisano Rigoberto Urán, y el boyacense Nairo Quintana, con quien estuvo de acuerdo en lo favorable que le es el trazado del Tour de Francia 2015, pero alertó al público para no vaticinar triunfos anticipados «porque puede pasar lo mismo de la Vuelta a España, que siendo líder se cayó y debió retirarse».
El reloj indicaba que tiempo previsto para el conversatorio se había extinguido y fue el mismo Cochise Rodríguez quien se encargó de proponer una segunda parte «porque aquí faltan muchos que han hecho grande el ciclismo colombiano», entonces, el máximo dirigente del COC, Baltazar Medina, le hizo entrega de una placa en reconocimiento a su larga y exitosa carrera deportiva, así como a su presencia en la sede de la entidad. La etapa de anécdotas había llegado a su final, claro, por el momento.
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