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Las escapadas de Héctor Urrego: “Que no cunda el pánico”

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Tras la batalla en los Alpes los 'Gallos de la General' vivirán otro duelo en los Pirineos. (Foto A.S.O. © Pauline Ballet)

Por: Héctor Urrego Caballero

Aún queda en el imaginario popular la famosa frase del cómico mexicano el Chapulín Colorado y la he traído a colación, pero escrita correctamente para definir mi posición y opinión frente a lo que es el final del Tour de Francia con su tridente montañoso a partir de este martes y la contrarreloj individual 40 kilómetros del próximo sábado. Veamos:

En primer instancia cito las palabras del mismísimo manager del UAE (Mauro Giannetti) quien afirmó que esta será “una lucha individual entre Vingengard y Pogacar, los dos corredores mas fuertes del Tour”, expresión que comparto plenamente y que tiene como asidero y argumento indiscutible la topografía de las etapas que vienen, iniciando mañana martes con una de 178 Kilómetros que incluye dos premios de montaña de primera Categoría (11 km y 9 km), encadenados a partir del km 113 y termina con un descenso de 21 km.

La jornada del miércoles sobre 129 kilómetros con 4 puertos repartidos en los 70 km finales e igualmente encadenados (12 Km, 8 km, 10 km y 8 km) llegando en alto y la del jueves, con sus 143 kilómetros pasando por el temible Aubisque y llegando al no menos exigente Hautacam incluye 2 premios de montaña fuera de categoría y uno de primera, repartidos en los últimos 73 km (Aubisque 16 km, Spandelles con 10 km y finalmente la llegada en un puerto de fuera de categoría con 13 km de subida). Sumados los tres, nos dan 39 km de ascenso, casi el 50 por ciento de los 73 finales de la jornada.

Nairo Quintana en acción en la CRI que abrió el Tour de Francia 2022. (Foto © Arkéa Samsic)

Y para rematar, por si el tridente montañoso no fuese el juez supremo, tenemos entonces la CRI del sábado sobre 40 kilómetros totalmente llanos donde va a contar como en los días anteriores, la capacidad individual y la resistencia física y mental, elementos determinantes ahora y siempre en esta carrera al igual que en el Giro y el Tour.

La pregunta del millón es hasta dónde según este recorrido va a contar el equipo (completo, o con 2,3,4,5,6, de sus integrantes) -que es la gran preocupación de medios y aficionados – ¿y en qué momento entran a definir individualmente los aspirantes al podio y a los puestos de honor cuando quedan “face to face” contando única y exclusivamente con sus propias fuerzas como sucederá también en la CRI.?

Me pregunto también cómo se las han arreglado Bardet y Quintana para estar en los lugares donde están (cuarto a 3:01” y sexto a 4:15”) si precisamente lo que menos han tenido a su favor en los momentos determinantes es la compañía de que han gozado los Jumbo y los UAE. No sobra revisar la manera como sin un gran equipo Pogacar ganó el Tour del año pasado y , claro está, lo que menos pretendo es minimizar la extraordinaria y vital importancia de la fuerza colectiva pero ésta también tiene sus límites y sus tiempos para dar paso a la individualidad de sus líderes, jefes de filas o capitanes.

Tadej Pogacar y Jonas Vingegard vivirán otro duelo en los Pirineos. (Foto A.S.O. © Pauline Ballet)

Enfrentando la realidad

Lo anteriormente expuesto me sirve para decir que soy de los que mira con frialdad y con realismo lo acontecido hasta ahora a todos los equipos y ciclistas participantes en el Tour en cuando a caídas, abandonos, enfermedades, lesiones, contagios, etc., etc. Esto ha sucedido, sucede y sucederá siempre en esta y en muchas otras carreras. En ninguna parte está escrito que los EQUIPOS TIENEN QUE LLEGAR COMPLETOS A PARIS y menos este escrito que LOS LIDERES TIENEN QUE ESTAR SIEMPRE RODEADOS DE 2, 3,4,5 gregarios. Muy rico si eso pasa (algunas veces ha acontecido), es lo deseable, pero resulta utópico pensar que tiene que ser así y no se trata de una ley inexorable.

La conclusión de quien escribe es que tanto Vingegard y Pogacar parten para el final del Tour consientes de todo lo que ha sucedido, saben que hace parte del ciclismo y del Tour, pasan la página y reinician pensando más bien en lo que está por venir, con el danés vestido de amarillo y 2:22” de ventaja, sabiendo que hasta hoy ha sido el único que ha resistido todos los ataques de Pogacar.

Lo mismo sucederá con Thomas y Yates (los únicos del mismo equipo en el top 10), Barret, Quintana y Gaudu, ojalá con la fuerza suficiente para convertirse en “árbitros” de esta pelea donde solamente están los contendientes de Dinamarca y Eslovenia, para vivir un final de Tour lleno de suspenso, dramático y expectante para millones de cultores en el mundo de esta religión que se llama ciclismo.

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