Por estos días el deporte colombiano se ha visto acompañado del luto como consecuencia del final de sus vidas para hombres y nombres históricos en el fabuloso e interminable mundo del ciclismo y del futbol, teniendo que lamentar inicialmente la pérdida de Gonzalo “Parlante” Agudelo, luego la de Freddy Rincón y ahora la de SEVERO HERNÁNDEZ, formidable ciclista santandereano, pionero y forjador por espacio de una década (1961-1970) de toda una historia que lo convirtió en el mas importante pedalista de SANTANDER y uno de los mas grandes del país por sus logros con la camiseta nacional.
Severo, nacido en la población de Guaca hizo su aparición en el concierto ciclístico del país participando en la Vuelta a Colombia de 1962 luego de superar innumerables inconvenientes de orden económico que le impidieron asistir a la de 1961 y se lo impedirían también en 1964.
En sus dos primeras incursiones en el giro nacional,(1962-63) Severo se ubicó en el puesto 22, quiso abandonar el ciclismo en 1964 pero regresó al año siguiente animado por Luis F. Peña y lo hizo por la puerta grande del estadio Alfonso López de Bucaramanga, ganando la etapa Pamplona – Bucaramanga de la Vuelta a Colombia, pasando a ser el primer santandereano ganador de una etapa y de paso a convertirse en el ídolo del deporte santandereano, siguiendo la huella de sus antecesores Alfonso Navas y Alfonso Díaz los pioneros de este departamento en las primeras vueltas a Colombia de 1951 y 52.
Hoy puede decirse que la carrera deportiva del “Verraco de Guaca” como se le conoció popularmente fue efímera pero brillante pues en su hoja de vida reposan participaciones en los mundiales de ruta en San Sebastian-65 y Montevideo-68, medallas de oro y plata en los Juegos Bolivarianos de Guayaquil tanto en ruta como en pista donde se desempeñaba admirablemente al igual que era un eximio rodador, lo que le permitió también hacer una entrañable amistad con Cochise Rodríguez , la que perduraría con el paso de los tiempos.
Los años 66 y 67 de Severo Hernández fueron un modelo de contrastes pues, así como obtuvo dos subcampeonatos en la Vuelta al Táchira en esos dos años, también sufrió un grave accidente entrenando al chocar contra otro ciclista ,lo que arruinó su temporada en el 66 pero al regresar al año siguiente encontró la revancha ocupando el puesto 11 de la Vuelta a Colombia y ganado dos etapas.
Pero su mayor satisfacción talvez fue la conseguida en la Vuelta a México 1967 cuando hizo parte del equipo que logró después de una lucha de 13 años, el anhelado título de campeón con ALVARO PACHÓN, mientras el gran santandereano cerraba con broche de oro la hazaña ganando la última etapa en el autódromo de la Magdalena Mixchuca en inolvidable embalaje frente a tres ruteros europeos con los cuales disputó los laureles de la jornada final. Pachón, Cochise, Asdrúbal Salazar, Pedro J .Sánchez, y Albeiro Mejía dirigidos por Francisco Luis Otálvaro fueron los gestores de esa victoria, la primera gigante que el ciclismo colombiano ganaba en lo que para entonces era el “Tour de Francia” para nuestros corredores y SEVERO HERNANDEZ hizo parte de ese inolvidable escuadrón.
El año de 1968 en México lo vi competir en el Velódromo olímpico en la prueba de los 4.000 por equipos con Cochise, Papaya Vanegas, y Luis Carlos Saldarriaga ,además de haber ocupado el sexto puesto en la Vuelta a Colombia ganada por Pedro J. Sánchez y el mismo puesto en el Clásico RCN donde se impuso Jairo Grijalba, apareciendo al año siguiente en Medellín para correr el lado de Javier Suárez en el equipo Suramericana la V. Colombia (puesto 14) y el Clásico RCN (Décimo), tomando la decisión a final de ese año de retirarse del ciclismo competitivo.
Su legado y su huella seguirían después siendo más grandes, gracias a los extraordinarios logros y hazañas deAlberto “Chispitas” Duarte, Abelardo Rondón, Alfonso Flórez Ortiz, Hernán Buenahora, Carlos Emiro Gutiérrez, Gerardo Moncada, Federico Muñoz, Víctor Hugo Peña y ahora Ana Cristina Sanabria y Martha Bayona.
Un tiempo después incursionó como entrenador de la Liga Santandereana y finalmente su vida transcurrió entre la vida urbana de Bucaramanga y la campestre de Lebrija y Mogotes en la que lo sorprendió la muerte que se llevó consigo a un hombre bueno, siempre sonriente y amable, dispuesto al diálogo o la entrevista en las salidas, llegadas y reuniones donde hubiese ciclismo, dueño de una sólida estructura personal, así como de gran estatura física y mental.
Se nos fue SEVERO HERNANDEZ TARAZONA y su nombre pasa a la historia del ciclismo de Santander y de Colombia con las letras de oro que pertenecen a quien supo como él, honrar siempre su nombre y los colores que representó con orgullo dentro y fuera del país.
N. de la R. El autor de esta nota la escribió con el sentimiento y pesar de quien ha perdido el compañero de fatiga en las selecciones Colombia de 1968 a la Olimpiada y 1969 a los americanos de Medellín y posteriormente el haber disfrutado de su amistad y reconocimiento como beneficiario de ella en mi función periodística. HUC