Ruta
“París-Roubaix es la carrera mas bonita del mundo” Tom Boonen
Publicado
Hace 6 añosel
Por
Sergio UrregoTom Boonen fue el último gran dictador de París-Roubaix. El belga ganó cuatro ediciones (2012, 2009, 2008 y 2005), fue segundo en 2006 y 2016 y tercero en 2002 para siete podios en una de las máximas pruebas no solo del ciclismo sino del deporte mundial. ‘Tommeke’ colgó la bicicleta en 2017 tras su último “Infierno del Norte” pero antes dio una entrevista a la cadena televisiva Eurosport y al diario flamenco Het Nieuwsblad en la que relató su genial historia en la Reina de las Clásicas.
París-Roubaix
“París-Roubaix es una parte única de la historia que hay que conservar. Es una carrera increíble. Para mí, es la carrera más bonita del mundo. El Tour de Flandes es una copia en grande de las grandes clásicas. Está la Harelbeke, está Waregen…hay muchos Tour de Flandes en miniatura pero solo hay una París Roubaix. Es la única carrera que termina en un recinto deportivo. Escuchas las voces cuando estás a un kilómetro, luego tomas la curva a la derecha, luego la otra curva a la derecha y vas hacia el velódromo. Escuchas como te llegan las voces del público cuando llegas al recinto. Es algo muy especial. Es algo único en el ciclismo”.
Primera vez en el Podio (2002)
“Logré un tercer puesto en la París-Roubaix en 2002, corriendo con héroes de mi niñez como Mussew y Van Petegen. Los primeros cinco años de tu carrera son así, peleas contra tus héroes. Luego ya eres tu el experimentado y llegan nuevos corredores que tienen que confirmar su nivel. Te das cuenta de que estás compitiendo contra nuevos corredores que no habías visto nunca antes, mientras que ellos te miran pensando que tú eres el tipo que ha ganado una o dos veces la París-Roubaix.
Siempre he creído que correr contra los héroes de tu infancia es algo muy especial, más especial que correr contra la nueva generación de los Sagan de ahora, o de los Greg Van Avermaet. Nunca es igual. Es como competir contra Cipollini cuando tenía 22 o 23 años. La primera vez que gané a Cipollini fue, Guauu! Estuve en una nube durante tres días. Fue increíble. Todavía lo recuerdo. Guauu, ganar a Cipollini, o a Petacchi! Pero los grandes rivales que tuve fueron Mussew, Van Petegen, Ballan y por supuesto Cancellara. Es increíble haber conseguido tantas victorias en París-Roubaix porque tuve que luchar contra una generación muy fuerte.
Primera París-Roubaix (2005)
“Recuerdo que mi primera París-Roubaix se la gané al sprint a Flecha e Hincapie. En el Carrefour de l’Arbre, cuando íbamos a toda velocidad, descolgamos a Backstedt, el último corredor al que dejamos atrás. Cuando alcanzamos el velódromo, quedábamos tres corredores, llegamos al sprint y así gané mi primera París-Roubaix. Tenía solo 24 años.
Hice doblete, ya que ese año también había ganado el Tour de Flandes. Fue una experiencia increíble para un corredor tan joven como yo que ya peleaba por todo. Esa primera vez realmente no pensaba que podía ganar. Al final, lo hice todo bien. En el momento justo, quizá un poco pronto, tomé la iniciativa en la curva, justo lo que no hice el año pasado. Creo que estaba como en una nube ¡Todo salió a la perfección!”
Segunda París-Roubaix (2008)
“Estábamos en la parte adoquinada y teníamos viento de cara en la última parte del sector. Entonces nos fuimos a la derecha. Siempre en ese momento todo el mundo respira duro al salir de los adoquines ¡Y ataqué! Justo en la parte asfaltada. Cancellara me siguió. Ballan estaba a unos pocos metros. Nikki Terpstra se quedó atrás. Nos quedamos tres corredores. Al final, nos atacamos.
Impuse un ritmo muy fuerte en el Carrefour de l’Arbre, y me di cuenta de que no estaban muy cómodos. Así que mantuve el ritmo fuerte y ya no hubo muchos más ataques, y cuando consiguieron hacerlo, ya no tenían demasiada velocidad y pude reaccionar bien colocándome a rueda. Y lo mismo: tres corredores en el velódromo. La Roubaix es una carrera muy exigente, así que cuando llegas al final, no es fácil hacer un ataque si te encuentras con tres o cuatro corredores, así que el más rápido siempre va a reaccionar. En ese momento es cuando puedes perder la carrera. Lo mismo de nuevo: intenté llegar a meta y acabar con ellos sobre la pista”.
Tercera victoria en 2009
“2009 fue un año especial por las carreras previas. Siempre tenía a Pozatto a rueda e incluso se ganó el apodo de la “Sombra” por esto. Esa Roubaix fue una carrera muy movida, con muchas caídas. Al final, me quedé en cabeza con Hushov y en el momento en que iba a tope en el Carrefour de l’Arbre, antes de la última curva, Hushovd se cayó.
Pozzato estaba a pocos segundos por detrás. Fue una gran batalla hasta el final. A cinco segundos, a siete segundos, a seis segundos…y al final se estalló. Creo que en los últimos cinco kilómetros se hundió por completo. Yo no estaba realmente mirando hacia atrás. Iba todo el rato a tope y concentrado en mí mismo. Yo estaba convencido de estar haciendo lo que tenía que hacer ¡Me sentía muy fuerte! Creo que ese día viví el mayor sufrimiento que he padecido jamás. Hice los últimos diez kilómetros a tope y llegué reventado a la línea de meta.
Victoria en 2012, su mejor recuerdo en la París-Roubaix
“Mi mejor recuerdo de la París-Roubaix es la entrada en el velódromo en 2012 después de una galopada en solitario. Es posiblemente el mejor recuerdo que tengo del ciclismo. Quedaban 60 kilómetros por delante y hubo muchos ataques. Intenté endurecer la carrera al final, a 65 kilómetros de meta, y nos colocamos varios corredores en cabeza.
En un momento dado, miré por encima del hombro y vi que varios de ellos estaban discutiendo. Nikki (Terpstra) y yo nos habíamos alejado ya cinco metros, diez metros. Miré de nuevo hacia atrás y seguían discutiendo, así que miré a Nikki y le dije, vamos, vamos a tope! Salimos a toda velocidad antes de que se dieran cuenta de lo que había sucedido con 50 metros de ventaja ¡Saltamos los dos! Fue la escena soñada.
Tenía muy buenas piernas ese día. Después, en la sección de adoquines, vi que estaba solo y me dije a mi mismo, inténtalo! Había dejado atrás a Nikki y no me di ni cuenta! Quedaban 50 o 55 kilómetros por delante. Iba a mi ritmo, me sentía muy bien en los adoquines. Sabía que el resto de corredores se acercarían varias veces antes de la sección de adoquinado, pero ya sabía cómo funcionaba: siempre que acaba la sección, saltan dos o tres corredores, se agrupan y vuelven a correr juntos.
La gran desventaja que tenía al inicio era que el Team Sky tenía a cinco o seis corredores tirando fuerte para alcanzarme. Siempre sucede lo mismo: llegan los adoquines, sacrifican a un corredor para que vaya a tope y al final se quedan sin nadie. Siempre igual. Iba a mi ritmo, perdía cuatro o cinco segundos en las secciones, para después recuperarlos, así que mantenía un ritmo constante, gestionaba bien el esfuerzo y me encontraba bastante bien.
Nunca tuve la sensación de ir al 100%. Dejaba algo en la reserva para el momento en el que se acercaban. Cuanto más cerca estaba de la meta, mayor ventaja sacaba y mayor era su desmoralización, así que todo iba cada vez más y más encaminado, porque cuando quedan 25 kilómetros y tienes un minuto de ventaja, los otros corredores solo pueden pensar en ser segundos. Ya había ganado varias clásicas ese año y me sentía muy bien. Ese era el momento en el que tenía la sensación de estar entrando en la historia. Es una oportunidad que no se suele dar a menudo, así que lo di todo y llegué a meta”.
Último Podio (2016)
“Estaba con Tony Martin e hicimos una gran carrera, me divertí durante todo el día y después pude hacer el sprint por la victoria. No salió todo como planeamos, pero no siempre sale todo como lo planeas. Después de cruzar la meta, estaba realmente disgustado. Primero porque perdí la carrera, aunque al final, después de cinco minutos, pensaba: he perdido la carrera, pero he ganado mucho más que eso. Esto es el ciclismo. No se trata solo de ganar carreras. También consiste en lograr triunfos para ti mismo, en mejorar y volver a la lucha después de una decepción.”
Con Eurosport.es, sporza.be y hetnieuwsblad.com