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Cuando este próximo viernes se dé la partida frente al Omnisport de Apeldorm en Holanda al primer corredor del Giro de Italia para enfrentar los 9.800 metros iniciales, habrá igualmente comenzado el capítulo número 99 de una apasionante historia deportiva que se llama Giro de Italia, considerada la segunda carrera más importante del mundo y cuyo logo en su país de origen la define totalmente: “La carrera más dura del mundo en el país más bello del mundo”.
Sin la presencia del campeón 2015 (Alberto Contador) y con el regreso de quien la ganara en el 2013, la estrella local Vincenzo Nibali, la “carrera rosa” de este año pareciera encuadrase exclusivamente en el duelo anunciado y esperado de dos grandes ruteros, compañeros de equipo hasta el año pasado (Astana) y quienes ahora se encuentran enfrentados porque la vida y el deporte son así: Vincenzo Nibali y Mikel Landa.
Nibali llega rodeado por la aureola del gran campeón que ya lo ha ganado todo (Giro-Tour-Vuelta) y tantas otras carreras más que le permiten en cierta forma “mirar por encima del hombro”, mientras su rival apenas viene de quitarse el rótulo del gregario para convertirse en capitán de su equipo para el Giro (SKY) lo que se ganó precisamente por sus muestras de “rebeldía “y exhibición de clase indiscutible el año pasado tanto en el Giro como posteriormente en la Vuelta.
El “tiburón “italiano renunció dos años seguidos a correr el Giro, para centrarse en el Tour que ganó en el 2014 y en el que se clasificó cuarto el año pasado pero esta vez regresa decidido a reconquistar su público y el título de una carrera a la que está tan ligado deportiva y sentimentalmente.
Sus resultados este 2016 no parecieran favorecerlo ni hablan bien de su forma actual pero él y algunos de sus colegas saben cómo llegar a la perfección en las grandes citas, así que según sus propias palabras, lo acompañan la tranquilidad y confianza en sus condiciones físicas y mentales para afrontar el Giro en el papel de máximo favorito.
Con 31 años de edad y diez como ciclista profesional, Vincenzo aún se encuentra gozando de la “edad de oro del ciclista” (25-35 años) y sus virtudes como ciclista de carreras por etapas y habilidad extrema como escalador además de su rendimiento en los demás terrenos, le han permitido ganarlo todo permanecen intactas pero también le permitirán seguir cosechando victorias y alcanzando objetivos entre los cuales se encuentra este Giro de Italia.
Por su parte, en “la otra esquina” del ring se encuentra un muchacho español de 26 años, profesional desde 2010 y quien ha corrido para equipos como el Orbea, Eiskatel, Astana y ahora llega al Sky ungido como líder de la escuadra a la que pertenece el flamante bi- campeón del Tour, Chris Froome.
Landa es el prototipo del ciclista español (formidable escalador ante todo), pero seguramente necesitado aún de progresar en los tramos contra el reloj y en el manejo y experiencia tan vitales en las carreras de gran fondo como estas, aunque ya las ha corrido siempre al servicio de otros.
Viene de ocupar el puesto 34 en el 2014 y el tercero – además de 2 etapas- del año pasado en el Giro, detrás de Contador y su entonces compañero Fabio Arú y este año llega como ganador del Giro del Trentino como su carta de presentación, lo que le permite presentarse en Apeldorm este viernes, sereno y confiado de su nuevo papel en el lote mundial del ciclismo, rodeado también de un enorme favoritismo para el cual se declara capaz de responder.
Así las cosas, tal vez sea posible hablar en este Giro de Italia 2016 de un duelo entre hermanos pero la realidad nos pone ante la confrontación de un par de estupendos ruteros del más alto nivel y dispuestos, el uno (Nibali) a mantener su cetro como campeón en 2013 y el otro (Landa) a posar en la silla reservada al rey ungido con la túnica rosada.
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