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Se fue el hombre de la famosa frase, «Nunca pierda la dulzura de su carácter»: Alberto Piedrahita Pacheco

El periodista deportivo Alberto Piedrahita Pacheco, conocido popularmente como «El Padrino», uno de los padres de la narración deportiva en Latinoamérica, falleció este lunes, en Bogotá, a la edad de 83 años, debido a quebrantos de salud, que fueron los que lo obligaron a retirarse definitivamente de la profesión. . Había nacido el primero de febrero de 1931 en Líbano, Tolima.

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El periodista deportivo Alberto Piedrahita Pacheco, conocido popularmente como «El Padrino», uno de los padres de la narración deportiva en Latinoamérica, falleció este lunes, en Bogotá, a la edad de 83 años, debido a quebrantos de salud, que fueron los que lo obligaron a retirarse definitivamente de la profesión. Había nacido el primero de febrero de 1931 en Líbano, Tolima.

Estuvo vinculado más de 60 años a los medios de comunicación, pero especialmente a la radio. De acuerdo al libro «La Gran Historia de la Vuelta a Colombia 1951–2011», ingresó a este medio «como colaborador en la Emisora Panamericana y Azul K, cuyo estudios estaban ubicados en los sótanos de la Avenida Jiménez con Carrera Séptima, en Bogotá. Promediando los años 50, apareció en RCN Radio al lado de Carlos Arturo Rueda (también fallecido), en el programa Momento Deportivo».

En charla con Hernán Peláez Restrepo, hace cuatro años, recordó que el famoso apodo «nació gracias a su ‘hermano del alma’ Juan Harvey Caicedo, quien lo bautizó así por haber sido el padrino de matrimonio de éste, y de una de sus hijas (Carmen Lucía); tomó más ‘cuerda’ con el programa (estrella) ‘La Barra de las 13’ porque apadrinaba gente para que proyectara su carrera de periodista».

Si la radio lo dio a conocer, fue el ciclismo el deporte que lo atrapó, además de ser considerado uno de los artífices de la proyección, tanto de este deporte como del medio sonoro, en el cual, durante décadas fue una de las voces que le dio lustre a la Vuelta a Colombia, en la cual también ‘apadrino’ a varios ciclistas que en su momento no tenían los modos de disputar la competencia insigne del pedalismo nacional, y necesitaban ‘alguien’ que los diera a conocer.

Como periodista enfocado en el ciclismo, vivió y fue máximo protagonista del nacimiento estelar de numerosas figuras nacionales como Martín Emilio Rodríguez Gutiérrez (Cochise), de Rafael Antonio Niño Munévar (El Niño de Cucaita), de José Patrocinio Jiménez (El Viejo Patro), de Álvaro Pachón Morales (El Cóndor de Cundinamarca) o de Lucho Herrera (El Jardinerito), en más de medio siglo de transmisiones desde los trasnmóviles de Caracol y de RCN, las Cadenas de mayor trascendencia que contaron con sus servicios.

En esos vehículos, hizo equipo con otros colegas sobresalientes como Julio Arrastía Bricca, Hernando Vidales Vélez (ambos fallecidos), Héctor Urrego caballero, David Cañón o Carlos Julio Guzmán, en miles y miles de horas de transmisiones detrás (o al lado) de los ‘Escarabajos’, en esa época, por las destapadas vías, trochas y caminos de herradura nacionales, o en el comienzo de la conquista europea con equipos autóctonos en las tres Grandes Vueltas: Vuelta a España, Giro de Italia y Tour de Francia.

Así como se le recuerda su nexo con el pedalismo en carretera, también produjo, o condujo, desde los estudios como el famoso ‘Pase la tarde’ (Caracol), que con humor llamaba ‘Caracoliando’. Este, dio paso a lo que hoy es La Ventana en similar horario (2:00 p.m. a 4:00 p.m.). Espacios en los que igualmente frases para la historia, como cuando hacía alusión al pasado, «Pildoritas para la memoria» o la inolvidable y vigente «Nunca pierda la dulzura de su carácter». 

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