Editorial

Las Escapadas de Héctor Urrego: COLOMBIA, Potencia Mundial

Desde hace ya varios años, Colombia viene perteneciendo a la lista de países considerados POTENCIA MUNDIAL en el exigente mundo del ciclismo de alta competencia en todas sus modalidades: Ruta, Pista, BMX y Ciclomontañismo. Ese calificativo no es fácil de alcanzar y requiere de toda una serie de componentes y requisitos que solo el paso de los años, sus resultados, tradición e historia los avalan.

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Desde hace ya varios años, Colombia viene perteneciendo a la lista de países considerados POTENCIA MUNDIAL en el exigente mundo del ciclismo de alta competencia en todas sus modalidades: Ruta, Pista, BMX y Ciclomontañismo. Ese calificativo no es fácil de alcanzar y requiere de toda una serie de componentes y requisitos que solo el paso de los años, sus resultados, tradición e historia los avalan.

No es aventurado señalar que es en los años 70, cuando nuestro país comienza a escribir su historia a nivel mundial para llegar al grupo de las potencias, con los títulos de La Hora en 1970 y el Mundial en 1971, de los 4.000 mts Persecución Individual alcanzados por el inolvidable Martín ‘Cochise’ Rodríguez, quien habría de seguir allanando el camino convirtiéndose en el primer ciclista colombiano en ganar una etapa del Giro de Italia en 1973 y otra en 1974, involucrándose, él y Colombia, de lleno en la élite del pedalismo mundial, amén de otras esporádicas pero impactantes apariciones de ciclistas y equipos colombianos en el viejo continente o en este lado del mundo, que dejaron huella indeleble.

Pero es a partir del triunfo impresionante de Alfonso Flórez (q.e.p.d.) en 1980 en el Tour del Avenir en Francia, cuando se abren las compuertas de manera definitiva para que pudiese irrumpir entonces cada año, un equipo, o un ciclista o varios de ellos mostrándole al mundo el talento clase natural del ciclista colombiano, su valor y determinación para abrirse espacio en la vieja casona del ciclismo, o en USA donde aparecía también un nuevo ciclismo.

Los años 80 se convirtieron en un desfile de talento colombiano en las más grandes carreras del mundo, traducido en sensacionales victorias totales (Dauphiné Liberé-84; Vuelta a España 87, Podio Tour de Francia 88) o parciales (Etapas y títulos de mejor escalador) en todas las circunstancias deportivas, climáticas y organizativas de la mejor expresión del deporte del ciclismo.

Los nombres de Martín Ramírez, Luis Herrera, Fabio Parra, José Patrocinio Jiménez, ‘Pacho’ Rodríguez, pasaron a engrosar la lista de los grandes astros del ciclismo orbital, junto a los “monstruos” de la época: Bernard Hinault, Greg Lemond, Laurent Fignon (q.e.p.d.), Miguel Induráin, Sean Kelly, Tony Rominger.

Todos juntos contribuyeron a que el rancio mundo del ciclismo profesional y de élite aceptara que había llegado un nuevo país a hacer parte de las potencias mundiales: Colombia.

Dando paso a la transición de la nueva década, siguieron en los 90, los nombres de Oliverio Rincón, Álvaro Mejía, ‘Chepe’ González, Hernán Buenahora, Freddy González, Iván Parra, encargados de seguir labrando ese camino y sosteniendo esa posición en medio de grandes actuaciones, tal vez con pocas pero suficientes victorias, también sonoras derrotas, pero todos convencidos de honrar la historia de sus antecesores y lo lograron.

Correspondió posteriormente a Mauricio Soler y Santiago Botero, encabezar en los comienzos del 2000 la lista de otra camada de ciclistas colombianos que también decidieron irse a buscar mejores horizontes en Europa, logrando demostrar no solo que el ciclismo colombiano seguía existiendo sino progresando, como lo demostró Botero con su victoria como Campeón Mundial Contra Reloj en 2002, algo impensable 15 años antes, mientras Soler y el mismo Botero reeditaban títulos como los mejores escaladores del Tour y se situaban cerca del podio con Botero cuarto, lo mismo que había hecho Mejía poco tiempo antes.

Lo anterior, sin contar también los extraordinarios logros alcanzados a nivel olímpico y mundial en las pistas de los velódromos, las de BMX y las del ciclomontañismo en los últimos 12 años, especialmente con nombres tan rutilantes como los de Mariana Pajón, María Luisa Calle, Leonardo Páez, Carlos Mario Oquendo, Fabián Puerta, Juan Esteban Arango, Fernando y Juliana Gaviria, etc, perteneciente también a la raza de hombres y mujeres colombianos nacidos para ser ciclistas.

Y… finalmente, el ciclismo colombiano consigue hoy mostrar su avance vertiginoso en la lista de las grandes potencias, al ubicarse como segunda nación detrás de España, en el ranking oficial de la UCI, gracias a la llegada de una nueva generación ciclística colombiana, producto de un proceso y formación en las carretas colombianas y competencias del país regidas por la FCC, sus ligas y clubes.

Esa generación, totalmente adaptada a las exigencias del ciclismo que hoy se practica –independientemente de si se trata de carreras de un día, por etapas, o las tres “grandes”-, con hombres que están en los grandes equipos del mundo hace 2 y hasta 6 años, es igualmente responsable junto con australianos, canadienses, norteamericanos, entre otros, de la verdadera mundialización del ciclismo.

Nairo Quintana, Sergio Luis Henao, Rigoberto Urán, Carlos Betancur, Esteban Chaves, Miguel Ángel Rubiano, José Serpa, Fabio Duarte, Darwin Atapuma, Cayetano Sarmiento, Jarlinson Pantano, Julián Arredondo, y muchos más que están llegando, integran hoy el arsenal con el que Colombia no solo llega a esta privilegiada posición dentro del ciclismo mundial, sino que se apresta igualmente a seguir perteneciendo a ella, porque es una distinción que ni se rifa, se compra o se vende. Así sea…

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