Mathieu Van der Poel firmó este sábado una actuación demoledora en la Copa Mundo de Ciclocross en Amberes, imponiéndose con una superioridad incuestionable en uno de los escenarios más exigentes del calendario invernal en el esperado primer round de la temporada con un Wout Van Aert que abría su temporada como local en el barro, o en el caso de la ciudad portuaria belga, la arena del rio Escalda.
Dominio absoluto del campeón del mundo en la arena de Amberes
Desde el banderazo inicial, la carrera se planteó a un ritmo muy alto, con los bancos de arena y las zonas técnicas como protagonistas. Sin embargo, cualquier atisbo de igualdad se diluyó rápidamente cuando Van der Poel decidió cambiar el guion desde la primera vuelta. El corredor del Alpecin-Deceuninck aceleró con contundencia, abriendo diferencias giro tras giro y convirtiendo la prueba en un auténtico ejercicio de autoridad.
La maniobra decisiva llegó en los sectores más técnicos del circuito donde Mathieu marcó diferencias tanto sobre la bicicleta como a pie, su ritmo fue inalcanzable para el resto del pelotón, que asistió sin respuesta al recital del campeón del mundo.
Van Aert, lejos del duelo esperado en una carrera sentenciada desde el inicio
Muy distinta fue la jornada para Wout Van Aert, quien nunca logró entrar en la pelea por la victoria. El belga se vio lejos de su mejor versión y terminó cediendo tiempo desde los primeros compases, en una carrera que dejó claro que aún deberá afinar su forma para competir de tú a tú con su gran rival neerlandés.
Desde el banderazo, el corredor del Visma-Lease a Bike logró rodar en cuarta posición, a unos catorce segundos, todavía con la sensación de estar en carrera, pero vuelta tras vuelta la diferencia fue creciendo de manera implacable. En apenas tres giros, Van der Poel ya había abierto una ventaja cercana al medio minuto, dejando claro que la victoria no estaba en discusión y desplazando la verdadera batalla hacia la lucha por el podio.
El belga intentó entonces asumir el mando del grupo perseguidor y lanzó un ataque en la quinta vuelta que le permitió soltar momentáneamente a Nieuwenhuis, Del Grosso y Laurens Sweeck, aunque un pinchazo terminó por truncar cualquier opción, obligándolo a pasar por boxes y a rehacer su carrera desde la retaguardia.
La última vuelta fue apenas un trámite para Van der Poel, que incluso se permitió celebrar con antelación su segunda victoria de la temporada. Por detrás, Laurens Sweeck supo gestionar la carrera para asegurarse la segunda plaza, mientras que Emiel Verstrynge completó el podio. Van Aert, lejos del protagonismo esperado, tuvo que conformarse con la séptima posición en una prueba que, más que un duelo anunciado, quedó sentenciada desde muy temprano por la táctica agresiva y la superioridad incontestable del actual dueño de la camiseta arcoíris que apunta con firmeza a defenderlo antes de pensar en el asfalto de Milano-San Remo y el pavés de París-Roubaix.