Después de más de 45 días totalmente confinados, en los cuales se prohibió no solamente competir sino igualmente entrenar en todo el mundo, los practicantes del ciclismo a nivel profesional están regresando de nuevo a su elemento natural. Esto es; las carreteras tanto de Colombia como en el mundo, abandonando el simulador y la gimnasia, rutinas a las que debieron someterse en su hogar o sitio de residencia mientras cumplieron las órdenes gubernamentales o sanitarias de sus países o regiones.
La mayoría han recibido con alborozo la posibilidad de volver a montar su bicicleta en la carretera y con las condiciones topográficas y climáticas que les son familiares. Muchos han confesado sentirse extraños, como aprendiendo a montar su herramienta de trabajo, otros han experimentado la sensación de un novato en la carretera, tratando de recuperar la habilidad que se requiere tanto para conducirla como transitar en ella.
En su totalidad los hombres y mujeres que se ganan la vida pedaleando, saben que tendrán que aprender a convivir con normas que hasta ahora no existían relacionadas con la protección de su salud frente al contagio del COVID-19.
El respeto y cumplimiento a un rígido protocolo -prácticamente universal-, que incluye el entrenamiento individual y el NO a entrenamientos en grupo por equipos, distancia mínima entre ciclistas, impedimento en cuanto a intercambiar objetos como caramañolas o alimentación, detenerse en sitios concurridos, compartir con aficionados para autógrafos o selfies, obligación de desinfectar la bicicleta al volver al lugar de donde salió, ducharse y lavar la ropa utilizada etc.
Frente a la pandemia y los graves daños causados al movimiento del ciclismo mundial, este es un primer paso que ojalá conduzca a la iniciación de un apretado calendario cuyo proyecto ya se dio a conocer públicamente por parte de los máximos estamentos del ciclismo mundial encabezados por la UCI.
Es un mensaje de esperanza y de optimismo, como una mirada en el horizonte que permite reiniciar entrenamientos con un objetivo más o menos definido, para resolver el crucigrama que significa la programación para corredores y equipos en función de cada una días 25 citas que aparecen en el calendario ya mencionado si es que se puede realizar como todos esperamos.
Está claro que todo lo que ha venido sucediendo en cuanto a permitir la salida de los ciclistas la carretera – Italia, Grecia, España, Holanda, Bélgica– y aun faltando para la mayoría en Colombia, así como la elaboración del calendario se hace bajo la sombra de la pandemia que sigue al acecho y amenazante, obligando ya a la suspensión de dos carreras en Holanda Amstel Gold Race (de un día) y el BinkBank Tour (cuatro etapas) ante medidas gubernamentales y tiene en suspenso ahora los Mundiales de Ruta en Suiza.
A pesar de todo lo que ya sucedió y aun sucede, los integrantes del “conglomerado de los cascos” han retornado y lo hacen con el firme propósito y esperanza de hacer su trabajo, ejercer su profesión en beneficio de sus patrocinadores y de todo un movimiento cuya historia lo señala como la referencia de la lucha contra todos los elementos de la naturaleza y esta no debería ser la excepción.