La VICTORIA IMPOSIBLE tituló en letras de molde el Dauphiné Liberé el 4 de junio de 1984. El periódico creador y por entonces todavía organizador de la competencia no ahorró elogios para Martín Ramírez, el colombiano que contra todos los pronósticos se había coronado campeón.
Martín había derrotado a lo más granado del ciclismo mundial, pero sobre todo al héroe del ciclismo francés y por entonces tetracampeón del Tour de Francia, Bernard Hinault, que en poco menos de un mes perdería su primer Tour a manos del por entonces nuevo “niño terrible” del ciclismo mundial, Laurent Fignon.
Ni el ya legendario Hinault, ni otra de las nuevas joyas del ciclismo mundial, Greg Lemond, pudieron con Martín que en ese Dauphiné Liberé regó las cuestas francesas con sangre, sudor y corazón para entregarle el segundo gran título general al ciclismo colombiano en carreteras de Francia tras el conseguido solo cuatro años antes por Alfonzo Flórez en el Tour del Avenir.
Ramírez completó la hazaña que había iniciado Francisco “Pacho” Rodríguez, ganador de dos etapas y líder hasta que una infortunada tendinitis lo bajó de la bicicleta cuando ya vislumbraba el título. El “Negro” recogió sus banderas y junto a Pablo Wilches consiguió el triunfo siendo los dos únicos colombianos en terminar la carrera de un gran equipo de Leche la Gran Vía que también integraron Alirio Chizabas, Armando Aristizabal y Reynel Montoya, bajo la dirección de Marcos Ravelo.
Desde entonces, los ciclistas colombianos han brillado permanentemente en las empinadas carreteras alpinas que unen los idílicos parajes de Francia y Suiza, viendo emerger en el Dauphiné Liberé para el mundo a extraordinarias figuras de nuestro ciclismo empezando por el inmortal Luis Alberto “Lucho” Herrera.
“Cebollita” Cárdenas subcampeón, primera corona de “Lucho” Herrera y podio del “Cometa” Mejía
Solo un año antes “Lucho” Herrera había conseguido la más fabulosa victoria del ciclismo colombiano en toda su historia al coronarse campeón de la Vuelta a España de 1987. No obstante, el hijo de Fusagasugá no detuvo el caudal de triunfos en el 88 y con una inesperada victoria en la última etapa, cronoescalada de 26.7 kilómetros entre Grenoble y Saint-Pierre-de-Chartreuse, se alzó con la victoria por encima del danés Nikki Ruttiman y el francés Charly Mottet.
Pero el encargado de sostener el “romance” de Colombia con el Dauphiné había sido Henry Cárdenas cuando el año anterior (1987) alcanzó el subtítulo tras una fabulosa victoria en la etapa reina entre Chambery y Valfrejus. El “Cebollita” se paró en el podio final entre los franceses Charly Mottet, campeón y Ronan Pensec, que terminó tercero.
El Dauphiné que abrió la última década del siglo XX (1990) vio un nuevo podio colombiano en la histórica carrera. Álvaro Mejía, tras una memorable victoria en la contrarreloj final en Annecy, alcanzó el tercer cajón por detrás del campeón Robert Millar y el francés Thierry Claveyrolat.
Herrera se despide de Europa por la puerta grande. Rincón recoge el testigo
El Dauphiné 91 significó una de las últimas victorias en Europa del gran ídolo del ciclismo colombiano, Luis Alberto “Lucho” Herrera, que superó al español Laudelino Cubino y al “super cronoman” suizo Tony Rominger, para alzarse con su segunda corona y empezar a despedirse del ciclismo mundial de la misma manera que había llegado, por la puerta grande y dejando tras de si una infinita colección de títulos y victorias que emocionaron hasta las lagrimas a un país que en las piernas del “Jardinerito” encontró las únicas razones para sonreír en una década plagada de violencia política y social.
En 1993, año del retiro del genial “Lucho”, irrumpió con fuerza en el Dauphiné el nombre de Oliverio Rincón, quien junto a Álvaro Mejía seguían los pasos de Herrera y Parra como representantes de la nueva sangre de los ya reconocidos escarabajos colombianos. “Oliver” hizo en el Dauphiné 93 una inolvidable faena que incluyó victoria en la etapa reina de Grenoble a Bourg-Saint-Maurice y terminó segundo en el podio tras el suizo Laurent Dufaux.
“Santi” Botero devuelve a Colombia al podio en el nuevo milenio
Tuvieron que pasar doce años para volver a ver la bandera de Colombia en el podio final del Dauphiné y no podía ser otro que la gran estrella del ciclismo colombiano en la primera década del nuevo milenio, “Santi” Botero, el que con dos sensacionales victorias de etapa estuvo a un solo paso de sumar la cuarta corona del país en Le Dauphiné 2005.
La victoria en la crono de Roanne sobre Levi Leipheimmer y el hasta entonces seis veces campeón del Tour de Francia, Lance Armstrong, le dieron a la “Locomotora” paisa su sitio bien ganado entre los aspirantes al título. Y “Santi” defendió con creces su lugar entre los «gallos» dos etapas después, con triunfo en uno de los puertos talismanes del Tour y del ciclismo colombiano, Morzine-Avoriaz, para ponerse segundo por detrás del español Iñigo Landaluze quien lo superaría por escasos 11 segundos en una disputada general final.
Desde este miércoles 12 de agosto, una verdadera armada de escarabajos encabezados por el flamante campeón del Tour de Francia, Egan Bernal, junto a Nairo Quintana, Rigoberto Urán, Miguel Ángel López, Sergio Higuita, Daniel Martínez, Winner Anacona y Dayer Quintana serán los encargados de defender el prestigio acumulado por el ciclismo colombiano en el Critérium du Dauphiné a lo largo de casi cuatro décadas en las que nuestros escarabajos han deslumbrado al mundo del ciclismo en carreteras de los idílicos Alpes franceses y suizos.