Para competir por segunda vez en el Tour de Francia como equipo colombiano, el PILAS VARTA modelo 1984 viajó con un mes de antelación a la “Fiesta de Julio”, no sin antes haber enfrentado en Colombia con motivo del Clásico RCN al entonces mas poderoso equipo del mundo, el RENAULT–ELF equivalente hoy a INEOS o Jumbo-, integrado por el campeón del Tour de 1983 Laurent Fignon, el campeón mundial de ruta 1983 Greg Lemond, además de Marc Madiot, Charlie Mottet, reforzando la presencia europea nuevamente el PEUGEOT con Pascal Simon como su jefe de filas.
Los diez integrantes del segundo asalto al Tour (Luis Herrera, Rafael Acevedo, Antonio Agudelo, Samuel Cabrera, Manuel ‘Jumbo’ Cárdenas (Q.E.P.D), Israel Corredor, Alfonso Flórez, Herman Loaiza, José A. López y Abelardo Ríos) dirigidos nuevamente por Rubén Darío Gómez (Q.E.P.D) llegaban orgullosos y estimulados por la sensacional e increíble victoria de Martin Ramírez en el Dauphiné Liberé un mes antes, donde había derrotado a la flor y nata del pedalismo mundial, encabezada por Bernard Hinault quien estrenaba la camiseta de LA VIE CLAIRE ese año.
El equipo de VARTA contaría con la presencia de otros cinco compatriotas que iniciaron, después de Cochise en 1973 y Rafael Niño en 1974, la lista de “ciclistas de exportación” con Patrocinio Jiménez y Condorito Corredor en TEKA de España que venían de correr la Vuelta a España, Pacho Rodríguez y Pablo Wilches en SPLENDOR de Bélgica y Martin Ramírez al SYSTEM U, los tres provenientes del Leche La Gran Vía con el que ganaron el Dauphiné.
Lucho Herrera gana la primera etapa colombiana
El Tour de Francia de 1984, está en la historia del ciclismo colombiano como el evento que permitió a nuestro país ingresar en la lista de ganadores de etapas, hecho que ocurrió el 16 de julio en el mítico Alpe d’Huez, premio de montaña calificado como fuera de categoría, tierra de los gigantes del ciclismo mundial, victoria conseguida en forma impresionante por un joven debutante en la mas grande carrera del mundo: LUIS HERRERA.
Una semana antes, Lucho había mordido el polvo de la derrota a manos de Robert Millar en la etapa con llegada en Guzet Niege, llamada “La Casa de Varta” pues fue el sitio de concentración por espacio de cuatro semanas antes de la largada del Tour y a pesar de que ya se venía acumulando la fatiga de dos semanas de carrera con etapas bestiales como la “Etapa Maratón” (330 kilómetros entre Nantes y Bordeaux que necesitaron 9 horas y 40 minutos de pedaleo), Herrera y su equipo seguían empeñados en mostrarle al mundo el presente y futuro del ciclismo de su país.
Por ello fue que en la etapa número 17 que se corrió sobre 161 kilómetros y tuvo en su recorrido dos premios de montaña de primera categoría, el mundo del ciclismo asistió a un duelo formidable entre los grandes “ monstruos” del momento (Hinault, Fignon, Lemond, Millar, Perico Delgado, Ángel Arroyo, Sean Kelly, entre otros) contra Herrera, saliendo todos derrotados por el colombiano, al termino de la descomunal escalada de 13 kilómetros al 8.5 % de inclinación y sus 21 curvas marcadas con el nombre de sus vencedores, galería en la cual figura hoy el inolvidable “Jardinerito de Fusagasugá”.
Esa segunda participación de un equipo colombiano en el Tour de Francia, sirvió para aprender que en esa carrera es posible viajar del cielo al infierno en solo 24 horas pues al día siguiente de su consagración en Alpe d’Huez Herrera estuvo a punto de abandonar la carrera, pero finalmente conseguiría llegar a París ocupando el puesto 27 a casi una hora del vencedor Laurent Fignon quien estuvo en el podio con Bernard Hinault y Greg Lemond.
Mirando al futuro
Por su parte, Rafael Acevedo concluyó como el mejor colombiano en este Tour (12 a 33 minutos) y mas atrás terminaron Patrocinio Jiménez (15), Alfonso Flórez (18), Antonio Agudelo (19), Samuel Cabrera (32), Pacho Rodríguez (45), Herman Loaiza (60), José A. López (65) y finalmente Israel Corredor (78), dejando una huella que en los años siguientes se convertiría en impronta del ciclismo colombiano ante el mundo.
Regresar con esta primera victoria de etapa en el Tour de Francia, significó tanto para Luis Herrera como para el ciclismo colombiano, sus dirigentes, periodistas y aficionados una lección mas clara de lo que faltaba y lo que teníamos para enfrentar el ciclismo en su máximo nivel y entenderlo como un camino lleno de escollos, pero también dejó en toda la sensación de que mas y mejores cosas estaban por llegar. La vieja casona del ciclismo estaba avisada.