Visiblemente
molesto por la distracción que pudo costarle su posición de privilegio, se
mostró el líder de la Vuelta a EspañaPrimož Roglic, al término de la
etapa diecisiete, una jornada en la que indirectamente y gracias a la
colaboración de sus rivales, el esloveno pudo subir al podio y recibir por
séptimo día consecutivo “la roja”.
El líder de la prueba, asumió su error y agradeció a su equipo que contribuyó en la parte inicial para ejercer la intensa persecución, que finalmente nunca fructificó. “Ha sido un duro. Me equivoqué, no estuve donde tenía que estar. Debería haber estado en la primera línea del pelotón. El equipo me salvó con un gran esfuerzo y gracias a ellos mantengo una buena posición”.
Roglic
expresó que nunca tuvo señales tan alarmantes para sentir que podía perder la
Vuelta. “Ha sido un día duro. Hemos
perdido una batalla, pero no la guerra. Nunca sentí que estuviera perdiendo la
Vuelta. Había otros equipos aparte del mío interesados por llegar a meta lo
más cerca posible de la cabeza de carrera”.
El eximio
contrarrelojista esloveno aceptó que su equipo tuvo un momento de flaqueza y
fue allí cuando entró la colaboración de sus rivales. “Mis rivales se marcharon
desde el principio y ésa fue la tónica para el resto del día. Está claro que nuestro equipo hizo un gran
trabajo pero hubo un momento en que no podíamos dar más y los otros tuvieron
que tomar la alternativa”.