Editorial

La Escapadas de Héctor Urrego: La venganza del Tiburón

La historia del ciclismo dice que para los seguidores de este deporte en Italia, nada es más emocionante que ver a uno de los suyos triunfante en la Clásica Milano-San Remo o en el Giro de Italia, con la salvedad de que la “Classisima” por alguna razón especial se roba el encanto y la admiración de millones de “tifossi” (aficionados).

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La historia del ciclismo dice que para los seguidores de este deporte en Italia, nada es más emocionante que ver a uno de los suyos triunfante en la Clásica Milano-San Remo o en el Giro de Italia, con la salvedad de que la “Classisima” por alguna razón especial se roba el encanto y la admiración de millones de “tifossi” (aficionados).

La razón de esa magia y encanto puede estar en su longevidad (nació en 1907 y solo las dos guerras mundiales la han interrumpido), el recorrido, la época, la fecha, las dificultades, pero ante todo, el saber allí congregados los mejores ciclistas y equipos del mundo para disputarla, por lo menos hasta comienzos del año 2000 cuando era la cita anual obligada para iniciar temporada y entonces no existían las carreras de Australia, Argentina, Arabia y Colombia que ahora abren fuegos cada año.

En el álbum de oro de este fabuloso desafío del hombre en bicicleta, figuran campeones de todos los estilos, autores de  auténticas hazañas convertidas en leyenda: Especialistas en esfuerzos de un día, supercampeones de las grandes carreras por etapas y los que son capaces de convertir en estruendosas victorias el esfuerzo de muchos kilómetros y horas de pedaleo en solo 200 metros finales. 

Desde su creación hasta 1961, en la lista de campeones figuran hombres que sobresalieron por su calidad como estrellas de las carreras por etapas como Fausto Coppi, Gino Bartali, Raymond Poulidor, pero también otros tantos que sobresalían por su habilidad para ganar carreras de un día, ya en solitario o simplemente venciendo al embalaje gracias a su velocidad, como Costante Girardengo (6 victorias), Louison Bobet, Rick Van Looy.

Pero con la aparición de más grande ciclista de todos los tiempos (Eddy Merckx) como campeón en 1966, la Milano-San Remo pasó a ser un duelo entre los grandes del Giro, Tour o Vuelta enfrentados a los “clasicómanos” y los “velocistas de la ruta”, clasificación que aun hoy se mantiene y que ha dejado un saldo de victorias más favorable a estas dos últimas categorías que a la primera, a la cual han pertenecido, además de Merckx y sus siete victorias, vencedores en San Remo hasta comienzo de los años noventa como Felice Gimondi, Giuseppe Saronni, Laurent Fignon, Gianni Bugno, Claudio Chiapucci (1991), Sean Kelly (1986-1992), siendo estos dos últimos los encargados de cerrar el ciclo de los súper ruteros como ganadores en San Remo.

A estos gigantes de la ruta se enfrentaron y vencieron en San Remo, nombres de especialistas en clásicas como Roger De Vlaeminck, Francesco Moser, Jan Raas, Hennie Kuiper, Fons de Wolf, Marc Gómez (una de las victorias más sorpresivas).

Pero después de Sean Kelly en 1992, San Remo se convirtió en coto de caza de los clasicómanos y velocistas consiguiendo prácticamente “eliminar” o desaparecer a la raza de los campeones y estrellas de las carreras por etapas, llevándolos incluso a tomar la decisión de no participar por considerar que sus opciones de ganar eran nulas.

Fue así como el esprinter alemán, Erik Zabel, con cuatro victorias se convirtió desde 1997 y hasta 2007 en el cabecilla de una generación de “kamikazes” y clasicómanos que se apoderaron de la San Remo, acompañado de otros no menos rápidos como Mario Cipollini, Paolo Bettini, Andrei Tchimil, Alessandro Petacchi y Oscar Freire, consiguiendo dominar las claves y dificultades  montañosas del recorrido (La Cipressa y el Poggio) principalmente, forzando siempre una llegada masiva donde hicieron de las suyas cada año.

Y lo siguieron haciendo en la década siguiente, ahora con los “millenials” encabezados por Fabián Cancellara, Mark Cavendish, Simon Guerrans, Alexander Kristoff, Jhon Degenkolb, Arnaud Demare y Michal Kwiatkwoski, además de Peter Sagan, bicampeón mundial de ruta que no ha podido centrar una victoria San Remo y Fernando Gaviria, la estrella colombiana del sprint a quien la suerte le ha impedido un triunfo que con seguridad llegará algún día.

Hacía 25 años un gran campeón rutero no ganaba San Remo y 12 que un ciclista italiano no saboreaba la victoria pero finalmente la sequía terminó este sábado 17 de Marzo con la victoria perfecta de Vincenzo Nibali, el “Tiburón” que se ha encargado de vengar las derrotas y hasta la humillación sufrida por los astros pertenecientes a su categoría y jerarquía, convertido de paso en el rey del otoño y la primavera consiguiendo ganar el Lombardía en el cierre del 2017 y abrir el 2018 con su espectacular triunfo en San Remo. 

Con esto, Nibali se encarga de demostrar a campeones como él, que sí es posible no solo competir sino disputar y vencer en la carrera de la que parecían “eliminados” y ha tomado venganza en su nombre, ojalá para inaugurar una nueva etapa en laque las estrellas del Tour, Giro o Vuelta sigan estando en el podio de los campeones en Milano-San Remo. 

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